jueves, 11 de noviembre de 2010

El dobladillo de la alta costura

Todo lo bello tiene una cara oculta.Siempre, en todo pase de Alta Costura  donde todo es glamour, existe un backstage repleto de nervios, tranquimazines, alfileres y arreglos de última hora para falsear la cruda realidad. Peluqueras histéricas, divas cocainómanas y modelos anoréxicas con ausencia de gusto alguno se convierten en templos de lo cool cuando cambian las luces fluorescentes del probador por los focos de la pasarela.

Este fenómeno se extrapola a todos los acontecimientos de nuestra sociedad. De aquí el porqué de este post.

Ayer me fui a la cama con una sensación empalagosa de mi visión sobre Lo Mejor de la Gastronomía 2010, demasiado políticamente correcta para mí. Necesitaba plasmar ese aroma a especias fuertes y deconstrucciones arriesgadas que esconde las entretelas de esta feria de las vanidades y los sabores.

Detrás de este espectáculo gastronómico, capitaneado por un personaje que tiene la capacidad de suscitar los amores y odios de una manera innata y con un extraño concepto de la estética en el vestir, más cercana a la de una hija de los Rolling Stones que a la del clásico vasco elegante, se esconden anécdotas, sucedidos y perplejidades a las que me negaba a renunciar.



Estos días hemos podido ver a cocineros que dan talleres de cocina sin cocinar y sin mancharse las manos. Difícil empresa y dudable calidad personal y profesional. La cocina parte de la humildad de la materia prima y la genialidad de su transformación. ¿¿Cómo demostrar esto con una copa de más y carencia de respeto al que asiste al taller?? Para ver documentales ya pagamos la 2.

Hemos podido comprobar que no todo el mundo puede crear. Es un camino reservado para los elegidos. Para muestra el concurso de pintxos y tapas. ¿Qué necesidad de intentar camuflar nuestra mediocridad como cocineros poniendo un pajarraco disecado en la mesa del jurado?¿Era para acojonarlos? Y para más INRI, va otro y repite el numerito.... Debe ser típico de alguna comarca nuestra...

La carencia de cultura gastronómica de muchos de los visitantes les convertía en una especie de analfabetos gustativos, con más miedo que vergüenza, a la hora de experimentar con nuevos sabores y experiencias. La ignorancia los hace atrevidos a la hora de descalificar las nuevas visiones o elaboraciones que se proponen en este tipo de eventos. Menos mal que la cafetería seguía vendiendo pinchos de tortilla congelada y empanadillas industriales. No está hecha la miel para la boca del asno.

No todo en una feria puede ser un espectáculo, y menos, digno. No había ninguna necesidad de destrozar el virtuosismo del guitarrista de Casa Julián con ese mamarracho, al cual odia hasta su peluquera, que era una mezcla entre Lauren Castigo, Nati Mistral y un practicante de vudú en trance, fascinado por la cadencia de la veta del jamón ibérico. Tiene más facilidad de emocionar un plato sobrio de jamón y lomo de Joselito servido por las piernas interminables de La Rubia, que puede hacerte flotar en el éxtasis gustativo, que la pantomima absurda, artificial e impostada del cortaor.

La calidad del producto y el concepto de popular no lo justifican todo. No se puede ser el municipio anfitrión y cascarse ese pseudostand. Ikea está en Murcia, a menos de 50 kilómetros, y si eres un hortera de bolera , ellos hasta te distribuyen el espacio y te escogen las piezas, y por cuatro duros más hasta te lo montan... Aunque más vale montar un sinsentido que obviar a tus empresarios, a tus ciudadanos y a uno de los eventos con más repercusión mediática de esta provincia. Es inconcebible que no existiera representación institucional de la capital. A ver si aparte de Guapa, Guapa, Guapa a veces somos, también, Lista.

Siempre se agradece una organización versátil y adaptable a la continua evolución del evento, pero también se agradece una solidez de criterios en cuanto a horarios, transportes, etc... No se puede marear ni al que trabaja ni al que visita en función de la tasa alcohólica en sangre de los que adoptan las decisiones.

Al final, todos estos detalles, no son más que alfileres en un gran vestido. Puntadas erradas en un trabajo casi perfecto. Motivos de carcajadas distendidas en los momentos de asueto, cuando se apagan los focos y dejan de atronar los aplausos y vemos como se escapan, entre los dedos, esos minutos, horas, donde hemos rozado el Olimpo de los paladares, hemos descubierto maravillas efímeras e inolvidables y hemos sido grandes. A pesar del dobladillo, hoy nos sentimos como una pieza de Alta Costura. Únicos, irrepetibles y deseados

P.D. Carmen, de ASAJA, borra mi móvil y cómprate la Guía del Congreso el año que viene, que me tienes taladraito.

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