martes, 17 de mayo de 2011

El 100

Hace unos meses, casi nueve ya, empujado por el calor y la desidia vacacional, comenzó la aventura temeraria e incierta de La Resaca del Champagne. No tenía ni idea de lo que era escribir un blog, ni del interés que podría tener para todos aquellos que se lo encontrasen al otro lado de la red. Nació del la necesidad de ordenar mis ideas, negro sobre blanco, de darle forma a mis pensamientos para poder conocerme un poco más a mi mismo y así comprenderme y, en ocasiones, soportarme.

Primero llegaron las cucharitas del helado, pasamos por las noches de marcha en el Barrio, las difíciles relaciones en el mundo laboral-personal, mis recuerdos colgados de una rama de mi árbol de Navidad o aquellos que descubrí en una cuartilla amarilleada por el tiempo y en lo más profundo de mi corazón.

También ha habido tiempo para la crítica ácida y descarnada de esta ciudad y sus zonas oscuras. Para la risa frívola y sin sentido pero tan necesaria en los tiempos que corren. Hemos formulado propósitos para el nuevo año y una nueva vida. He hablado de lo que me gusta y de lo que no. Le he dicho cosas a la Vida que nunca me atreví a decirle ni al oído.



Y este ejercicio de auto reconstrucción interior ha traído muchas sorpresas. Casi todas ellas agradables. He descubierto gente que no conocía y tremendamente cercana a mí. He llegado a interesarle a gente que ni siquiera conozco y quizás nunca conoceré. Los que creían conocerme han descubierto cosas de mí que hasta yo desconocía. He descubierto que tenía algo que contar y que podía hacerlo a través de un lenguaje, el cual desconocía poder utilizar, para llegar de una forma cercana, directa y sencilla más de 10000 veces a alguien que pinchaba, al otro lado de una pantalla, en un post para parar su mundo y leer lo que yo quería narrar.

A través de este blog se ha conocido gente que comparte opiniones, puntos de vista, acuerdos y desacuerdos sobre cada uno de los posts que se cuelgan en la Red. No deja de sorprenderme que determinadas personas a las que conozco les interese lo que cuento y lo sigan con cierta asiduidad.

Independientemente de la labor terapéutica que tiene la acción de escribir en mi organización personal, se ha creado un vinculo interesante, intenso, un nuevo formato de relación entre el lector y el blogero. Tanto con aquel que me conoce de toda la vida como con aquel que solo sabe de mí através de este centenar de puntos de vista sobre acciones o sucesos cotidianos de la vida mundana o de mi más estricta intimidad.

100 puntos de vista que se entrelazan para definir mi complejidad. Mis gustos y mis fobias. Mis fortalezas y mis fantasmas. Mis miedos y mis debilidades. Mis raíces y mis proyectos de futuro. Un bolero y una mirada perdida desde mi mirador. Sabor colgados en la retina  y sonidos prendidos en el tacto como una caricia sin destino.

Solo me queda, 100 desnudos interiores despues y tras 10000 caricias de unos ojos avidos de conocer que se esconde tras cada uno de ellos, dar las gracías por ayudarme a descubrir como soy yo mismo y permitir ver al mundo mi verdadero Yo Privado.

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