martes, 11 de octubre de 2011

El día de las faldas escocesas

Hay fenómenos que, cuanto menos, varían el paisaje urbano de una ciudad de tamaño mediano, vida monótona y aburrida y acostumbrada a ver gente disfrazada por la calle con música propia. Vea se moros y cristianos, carnavales, hogueras.... Pero nunca me había planteado la ruptura de los cañones de la moda como efímera intervención en nuestro skyline de pie de calle.

15000 escoceses con camiseta y falda de cuadros en el cento de una ciudad de 300.000 habitantes son más que suficientes para conseguirlo de sobra. Nunca había tenido conciencia de una masa humana, extranjera y homogénea invadiendo nuestras calles. Somos una tierra acostumbrada a la diferencia y al turismo, bien venga por tierra, mar o aire.

Desde hace siglos somos puerta del Mediterráneo con nuestra península. Puerto milenario ducho en comercio y transito de pasajeros. Fenicios, griegos, romanos, cartagineses y romanos llegaron a nuestra Akra Leua o Lucentum en busca de nuevas oportunidades de negocio e intercambio de productos y costumbres. Otros vinieron para quedarse o par abrir lineas estables de comunicación entre continentes como los pueblos Arabes del norte de África. Con el paso de los siglos y la llegada de la aviación civil y el turismo nuestra provincia se llenó de europeos en busca de sol, playa y fiesta. Incluso nos convertimos en una especie de cementerio de elefantes para los nórdicos de edad avanzada.

Acostumbrados a esta migración humana a dosis asumibles y con mezcla de procedencias, este tipo de desembarcos de gran formato y homogenia estilística genera un shock urbano que despierta en la ciudadania un gesto entre la sorpresa y la sonrisa. Sorpresa por ver a tan fornidos viandantes pertrechados con sus tradicionales faldas plisadas de cuadros, camisetas deportivas y variedades de calzado que andan entre la ausencia y la bota de montaña, pasando por la chancla propiciada por este verano repuesto en nuestra cartelera otoñal. Sonrisa, casi siempre picarona y femenina, que añora conocer el secreto de la leyenda urbana de la ausencia de ropa interior bajo los cuadros escoceses. Realmente ver a esa legión de hombres, rudos y muy masculinos que asemejan la salida de nuestros colegios de monjas en etapa escolar, rompe muchos clichés y muchos tabúes.


Realmente un hombre con falda no tiene por que ser ridículo. Diría más. Son realmente sexis y varoniles. A muchos de ellos le sientan mejor que a muchas féminas que conozco. Llevan un largo de falda estupendo y complicadisimo de llevar. Ni corto como un cinturón, ese que nos tienen acostumbrado las chonys de esta ciudad. Ni muy largo como Maria Ostiz cuando ganó la OTI y popularizó aquellas Cancioncillas de misa plagadas de casta, sonrisa y diademas de niña buena. Un largo perfecto y muy chic.

La presencia de la Roja en nuestra ciudad para disputar un partido de clasificación para la Eurocopa de fútbol no solo sirve para dar más alimento a esas hordas de forofos futboleros que quieren elevar el animo patrio tan maltrecho en estos últimos tiempos. También ponen en tela de juicio los cánones estéticos y de indumentaria del género masculino de nuestra población, sembrando la duda razonable sobre si solamente es valida la costumbre y lo establecido. Quizás la transgresión medida y con cierto gusto puede ser algo más que interesante. Y a esas 30.000 piernas estupendamente torneadas me refiero. Nada mejor que la prueba viva y en movimiento.

Es de agradecer que ninguno de ellos llevaran las cejas depiladas ni las piernas. Quizás ahí estaría la problema entre nuestra masa si se extendiera la prend entre el género masculino alicantino. Parecerían colegialas de moral distraída y entrepierna visitada.

1 comentario:

  1. LAS FALDAS, y los vestidos con falda para hombre, son muy saludables y comodisimos, mejoran mucho la calidad de vida de los hombres, y sus familias. Cuando alguien usa una prenda que le incomoda, o que le causa alguna molestia; lo hace irritable, y hostil; pero un hombre que se encuentra comodo no sera tan propenso a la irritabiilidad, o a la hostilidad.
    Inclusive el mensaje que comunica un hombre con una falda decente, (a la altura de la rodilla), no es obsceno, ni atrevido. Un hombre con falda, o vestido (estilo tunica), infunde respeto, autoridad, sin ser patan niguache; o sin tener que dar mensajes, (como los que se dan con el uso del pantalon, o la corbata, o las puntas de los cuellos de las camisas) , etc. El pantalon es toda una tortura; pero por verguenza, orgullo, y temor al que diran los hombres prefieren soportar la tortura; aun apesar de las consecuencias y el riezgo de propiciar condiciones ideales para que se manifiesten las enfermedades modernas de los hombres: Impotencia, eterilidad, problemas de la prostata, y posiblemente cancer del testiculo.
    LAS FALDAS NO ATENTAN CONTRA LA HOMBRIA, EL PANTALON SI; nuestros abuelos no padecian tanto de estas enfermedades mencionada

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