jueves, 3 de febrero de 2011

La increíble posibilidad de dudar

Este año el invierno viene frío. Grandes nevadas paralizan ciudades. Grandes movilizaciones erosionan a los dictadores. Este año el invierno viene duro. Te sientas bajo tu manta preferida en el sofá, con una taza caliente de ColaCao, a contemplar por la ventana de plasma los estragos de las noticias de las 9. Cada sorbo disuelve la inquietud que generan las mismas en tu interior. Te sientes seguro en tu castillo personal. Te sientes protegido de las inclemencias de este tiempo.

Te quedas mirando más allá de los cristales del mirador, con la vista perdida en algún lugar entre el faro de Santa Pola y Alejandría, mientras saboreas el calor liquido que abrazas con tus dedos fríos y huesudos. Respiras lento y profundo, dejando que el aroma del cacao invada tus vías respiratorias, mientras intentas encontrar un porqué a este convulso enero.

Arrugas los dedos de tus pies, protegidos por unos calcetines de lana grises y gordos, a la vez que recoges tus piernas en tu regazo hasta hacerte una pelota en un rincón del sofá. Te sientes seguro siendo una pelota envuelta en tu manta preferida.



Y la voz entrecortada de un corresponsal desgrana las escaramuzas diarias de los manifestantes. Un reportaje tras otro se alimenta el pesimismo vital frente a este duro invierno. Mientras tanto escuchas, con cierta desidia, como quien escucha un relato ficticio y monótono. Y te abstraes del exterior para regocijarte en tu interior con aroma de cacao, convertido en laberinto personal por la postura fetal que has ido adoptando poco a poco.

Y te vas dando cuenta de la suerte que tienes, a pesar de no dejar de pensar que todo podría ir a mejor. Y descubres que te sientes bien, a pesar de sentir el espacio vacío que resta en tu sofá casi como una afrenta personal. Y reconoces que eres un tipo con suerte, aunque no dejes de plantearte que de otra forma todo podría ser mejor.

Y es que precisamente ahí esta tu suerte. En poder decidir si te quedas como estas o saltas del sofá para buscar una aventura diferente, ni mejor ni peor pero si diferente. En poder poner en duda que lo que tienes no es la mejor opción, porque existen más opciones donde elegir. En poder reinventarte en cada momento.

Porque al otro lado de la ventana de plasma, o de los cristales del mirador, en ese punto perdido entre Santa Pola y Alejandría hay cientos de miles de personas que solo tienen una opción. Ponerse en pie y luchar por lo que creen, luchar por lo que es suyo y que otros han usurpado por ansia de poder. Solo les queda enfrentarse a la vida a tumba abierta mientras tú los observas con desgana, desde el sofá, con tu ColaCao caliente entre los dedos. No tienes derecho a poner en duda tu suerte. Tu tienes la posibilidad de dudar.

2 comentarios:

  1. Das mucho que pensar con tus palabras, creo que hoy, al menos por esta noche, por esta hora, por este instante,,,seré un poco mas positiva y un poco mas agradecida...Y por cierto, me han entrado ganas de tomarme ese colacao caliente,,,a tu salud...
    Saludos desde el faro de Santa Pola...

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  2. gracias por pensar, le das sentido a mis palabras

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