martes, 4 de octubre de 2011

Día Cero,hora H

El sol se resiste a abandonarnos. Verano extraño para un año extraño. Ya es otoño pero sigo en bermudas. Mis bermudas favoritas, de retales de tela de cuadros de colores variados, me hacen sentirme cómodo. Como mi nueva vida, esta que empiezo en estos días, me devuelve la confianza y el control sobre mis actos. Todo lo que acontezca a partir de ahora solamente dependerá de mí mismo. Estaré aquí como el sol, hasta que yo quiera.

Hay quien tenía prisa en que desapareciera, en que saliera huyendo de mis propios demonios y de los suyos. Lamento desilusionar a todo aquel que tenía puestas sus esperanzas en mi partida. No dudo que llegará, es lo que quiero hacer, pero en tiempo y forma. Hay cosas que quiero decidir yo, ponerles fecha e ilusiones. Por lo tanto agradecería a quien tanto me quiere que no demuestre tanta premura en echarme de menos. Creo que yo a este tipo de personas hace tiempo que las echo de más.

Este año ha servido para recomponer muchas cosas que serán fundamentales en mi nueva vida. Mi escala ética en primer lugar. Lo que estas bien y lo que no. Lo que me gusta y lo que no. Lo que no estoy dispuesto a tolerar y lo que no es tolerable bajo ningún concepto. En segundo lugar mis prioridades vitales. Qué y quiénes son importantes en mi vida. Los hechos me lo han dejado claro. En cuanto a quienes, no es mejor ni más importante quien es o se empeña en ser más visible. No soporto que nadie sufra más que yo mismo por mi propio dolor, sobre todo si lo hace en público y mirando al tendido. Ni quien se alegra de una manera forzada y teatral de las pequeñas cosas dulces de mi existencia. Un poquito de contención y decencia son lo que pido, estas actitudes falsas me parecen impúdicas.


Estos días empieza la oportunidad que he decidido darme a mí mismo por una vez. No puedo quejarme, pues casi siempre en mi vida he hecho lo que he querido, de una manera u otra. Pero creo que ha llegado el momento de demostrarme a mí mismo de lo que soy capaz. De no defraudarme ni defraudar a quienes han puesto su confianza en mí. Tampoco son tantos, pero sí importantes para mi.

Creo que nada de lo que ha pasado en el camino ha sido en balde. Todo poso de mi historia ha formado mi actual caparazón. Armadura para una nueva empresa, un nuevo reto en la senda. ¿O quizás será el mismo camino el reto? Me resulta excitante el hecho de afrontarlo de nuevo solo. Mi caparazón, mi experiencia y yo. Mi camino y yo.

No tengo claro que vaya a ser una empresa fácil. Habrá días duros, habrá horas eternas. No son los mejores tiempos para aventuras, pero estoy harto de vivir historias ajenas. Me he cansado de protagonizar batallas de otros, que por desidia o ineptitud eran incapaces de afrontar con las mínimas garantías de éxito. Enarbolaré solo mi bandera en mis propias conquistas, y si cae o caigo, será mi responsabilidad y mi fracaso. Estoy harto de perder batallas sin rey y resarcir fracasos huérfanos de responsabilidad.

Y aquí, al borde del camino, hoy día 0 y en la hora H, prometo ser yo de una vez. Ser lo más creativo que me deje mi mente, lo más mordaz que me dejen mis palabras, lo más mañoso que me permitan las manos y lo más divertido que sepan ser estos extraños ojos verdes al captar las otras caras de la vida.

Intentaré cultivar mis amigos y mis familias, la mía y la electa. No defraudar a los de aquí y a los de arriba. No decepcionarme a mí mismo aunque fracase. Ser feliz como fin último y hacer feliz como objeto primero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario