jueves, 30 de septiembre de 2010

la primera impresión

Siempre me he dejado guiar por mi primera impresión. Soy, o por lo menos así  lo creo, una persona muy intuitiva. Tanto en mi trabajo, como en las elecciones más absurdas de mi vida, mi primera impresión o idea siempre resulta la buena. El primer plato de una carta en el que me paro, el primer boceto de los que hago,los primeros ojos en los que me fijo.

Las primeras impresiones tienen muy mala prensa, pero para mi alcanzan categoría de ciencia empírica. Aznar me cayó mal desde la primera vez que lo vi y a Jim Morrison lo odio desde pequeño. Vomitaba los potitos de pescado desde el primer día y odio a la gente que te llama cariño, cari o cielo sin conocerte ( extensible a las cajeras de Mercadona, ¿por qué coño se llaman Mari entre ellas si llevan una placa en el pecho con su nombre?). Por cierto, que maten al estilista de la familia Pajín.

Cuando viajo me suele suceder lo mismo. Al bajar de un avión o un tren recibo una serie de impresiones que condicionan mi actitud sobre el destino. No es lo mismo aterrizar en la T4 que en el aeropuerto de Valladolid. No es lo mismo. Ni bajar del tren en Oviedo o en Albacete.

Cuando de niño me llevaron a los Scouts, porque mi hermano ya iba, recuerdo la primera impresión al entrar al local del grupo, ubicado en un aula del colegio donde pasé mi infancia y mi adolescencia. Me fascinó y seguro que llegué a pensar "Esto me gusta". Contra todo pronostico, ya que yo era un niño enclenque, enfermizo y enmadrado. Un niño bastante retraído y con muchos miedos y fobias. Mal comedor y un poco blandito. Vamos, una joya. Pero la elección fue la correcta. Casi todo lo que soy en la vida y gran parte de mi Núcleo Duro, ( grupo de personas que me resultan imprescindibles para vivir y que me conocen tal como soy), se los debo a estos años de peripecias, aprendizaje, fuegos de campamento y marchas por el monte. Aprendí a compartir, a solucionar situaciones de crisis, a valorar a un amigo y moverme por el mundo real como pez en el agua desde muy pequeño. Realmente nuestra madre fue una visionaria en aquel momento.Bien hecho y gracias.




Todas las personas que son importantes en mi vida, realmente, marcaron una fuerte primera impresión en mí. Incluso algunas una mala impresión, pero captaron mi atención. Hoy me encontré, en Facebook, un bonito ejercicio para preguntar a la gente sobre el primer recuerdo que tienen de ti. Me pareció divertido y lo copie. Varios de mis amigos caralibro me contestaron a lo largo del día, unos por el muro, otros por mensaje, alguno por teléfono. Es sorprendente las divertidas piruetas que te ejecuta la memoria en estos casos. Despiertas un montón de imágenes, de ese color lavado que tenían las fotos de la Instamatic de Kodak que nos regalaban en nuestra Primera Comunión, de amigos, lugares comunes, miradas y sonrisas. Y piensas "Ha merecido la pena"

Creo que no me ha ido tan mal con mis primeras impresiones. De hecho, últimamente me dejo guiar aun más por ellas, dejándome arrastrar por la aventura que supone constatar si son ciertas o alguna vez se equivocaran. Errar es de humanos, pero vivir intensamente lo que nos ofrece la vida también.

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