domingo, 10 de octubre de 2010

La espera

Hay cosas que han evolucionado de una manera vertiginosa en los últimos tiempos. La democratización  de la Moda, gracias al imperio Inditex que permite que más de un muerto de hambre lo sea por su adicción compulsiva a los 18 cambios de temporada del emporio, es una de ellas. El acceso a la educación, que ha igualado a los licenciados con los operarios... Todos comparten cola del paro y los más jóvenes se Quedan tó locos ante la carencia de oportunidades a pesar de tu formación. La igualdad de sexo en el trabajo, los mileuristas lo son con indiferencia de su sexo. Pero si algo a cambiado en los últimos 30 años es el concepto de la espera.

Desde la aparición de esos extraños artilugios, que nos hacen hablar por la calle como las locas de las coplas de Marifé de Triana, osea, los teléfonos móviles, nuestro concepto del tiempo y la espera se han perturbado de una manera casi ridícula. Quien no ha ido a recoger a un amigo a su casa y lo llama para decirle "Baja"....¿Y el telefonillo, para que existe el telefonillo de toda la vida? Ha desaparecido ese momento mágico de la primera cita, en el que dudas si atreverte a tocar el timbre de casa de sus padres por si la voz de ogro de su progenitor, o en su defecto el hermano mayor, se transforma por la rejilla del altavoz en monstruo y te devora en el peldaño de mármol blanco sin compasión, como venganza por la osadía de pretender a la la joyita de la familia. Ahora todo lo arreglan con un llamacuelga  y no hay ni tensión ni emoción.

Las citas de todo tipo han evolucionado, por la aparición de los móviles, hasta ser generadoras de situaciones absurdas por doquier. Antes se quedaba en un sitio y no te ponías nervioso, impaciente o molesto hasta que no pasaba un cuarto de hora de espera o incluso más. Ahora tenemos el móvil cargado desde el segundo uno con un amenazante "¿Pero dónde estás?" o incluso antes, con un "Estoy llegando y no te veo..."

Estas serían las actitudes del que llama, pero aún pueden ser más ridículas las del que contesta. Si estás viendo a tu futuro interlocutor como desespera llamándote a 5 metros de ti, ¿Para que contestas? ¿Tamos tontos o qué? Y más desesperante es esa situación de ver a una fémina escarbando en uno de esos bolsos, que parecen hechos de la misma piel que el de SportBilly, mientras suena insistente un politono de Beyonceé y saca, y saca,y saca enseres extraños, que no sería capaz ni de explicar su presencia el propio Iker Jiménez, parada en medio de un paso de cebra interrumpiendo la caótica circulación de toda la ciudad. Mientras el que llama insiste, dos manzanas más allá, como si el mundo terminara por un retraso de 5 minutos. Y lo único que ha sucedido es un caos circulatorio de las dimensiones del Japón y una contaminación acústica de unos 5000 decibelios. y una serie de recuerdos a sus progenitores y antepasados....y todo tipo de agresiones verbales hacia su género mujer.


Absurdo es, sin duda alguna, el cambio experimentado cuando, después de conocer a alguien, se espera la primera llamada. Antes la procesión iba por dentro. Durante unos días se mantenía el tipo hasta, que no pudiendo resistir más, se preguntaba en casa, casi con desdén, "¿No me ha llamado nadie?" Si ya sabías la respuesta, ¿para qué coño preguntas? te decías a ti mismo. Habías levantado la liebre y todo el mundo intentaría coger esa llamada como un trofeo de guerra, con lo cual solo quedaba un camino. Correr como un poseso cada vez que sonaba el teléfono , derribando con el hombro a la abuela, saltando por encima de los sofás, sin apoyarte en los cubrebrazos de ganchillo de la tía Tere, y cogiendo, antes del sexto tono el auricular de ese modelo Gondola de color rojo, sin aparentar jadeos ni desesperación. Luego descubrimos que lo del tono daba igual, porque no teníamos contestador.

Ahora nos pasamos horas, a veces solo minutos mirando el móvil, como un inspector de la KGB intentando intimidarlo para que suene, antes de perpetrar el primer sms recordando lo bien que lo pasaste la noche de autos. Si no obtienes respuesta en lo que dura el track 3 de Malú, CD que has elegido para poner banda sonora desesperada a esta situación, empezaras a mandar smses de forma compulsiva sin plantearte que tu deseado interlocutor/a puede estar durmiendo, en una reunión , haciendo deporte, en la ducha o en el peor de los casos, tiene el mismo interés en contestar como el que tiene por que le cuelguen de los pulgares de los pies desde la terraza de la Torre Picasso.

Con ese glamour que tenían esas largas caminatas por el salón o el cuarto de estar, mirando de reojo el circulo perforado de los números, con aquel frenillo metálico para que el dedo no se pasara de largo. Se han sustituido por esa posición, casi de salida de carrera de 100 metros lisos, sentado en el borde del sofá mirando el Iphone personal, la Blackberry del trabajo, el Messenger y el Facebook  con más aspecto de videoclip de Lady Gaga que del final de Lo que el viento se llevó.

Evidentemente, los tiempos cambian. Y la percepción de la espera también lo ha hecho, para hacernos más ridículos y desesperados, si cabe. Contención, amigos, contención... que os habla la voz de la experiencia.

PD: Y a ver si coges el móvil de una p... vez!!!!!!!!!!!!!!!!!

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